Todos los dorados nos encontrábamos reunidos en la comisaria más cercana en plena noche. Felipe no podía mantener casi los ojos abiertos, Claudia y Daniela estaban bastante afligidas, y curiosamente, al personaje al que noté más preocupado por el Gran G fue Izan. No paraba de ir de un lado al otro, preguntando cada dos minutos si le habían encontrado, mordiéndose sus uñas de atleta… Se le veía a él mejor amigo que a Felipe. Emma estaba sentada en la sala de espera –era la única-, cruzada de piernas, ingiriendo un café caliente que sujetaba con ambas manos.
-Esto es de lo más aburrido –soltó-. O sea, que me preocupo por G y todo eso, pero me hubiese gustado ir sin ojeras a la Prix de la moda.
-Por cierto –le dijo Claudia-, me gustaría hablar un momento contigo a solas.
Se marcharon de ahí, y me dejaron con la duda sobre el qué sucedía. Desgraciadamente, se metieron en el baño de chicas y no pude investigar. Una pena, ya que Claudia no parecía muy contenta.
Después de un buen rato esperando, el padre de Guille salió del despacho del jefe de policía, hablando con este. Al vernos, el jefe reconoció a los dorados:
-¿Otra vez vosotros? ¿Es que ahora os vais a denunciar personalmente?
-Venimos por nuestro amigo, cap… -Daniela paró a Felipe antes de que ofendiese a un cuerpo de la ley. Por lo que parecía, F odiaba a los polis tanto como yo. Me ponía nervioso verles en las fiestas del Pilar, o las de San Isidro, siempre controlando si eras menor o si llevabas alcohol en botellas de cristal…
-Gracias, jefe… -se despidió el director Alcázar. Después, se dirigió a nosotros.
-¿Y bien? –dijo Izan. Daniela estaba a mi lado, agarrada a mi brazo súper preocupada. Sentirla tan cerca me hacía tener mariposas en el estómago.
-Les he pedido que no continúen con la búsqueda –todos nos quedamos boquiabiertos ante la decisión del padre de G-. Todos los aquí presentes sabemos que a Guillermo no le ha secuestrado nadie, se ha marchado por su cuenta. Por lo tanto, eso no es motivo de denuncia. Os veré el lunes, chicos.
Los dorados y yo nos quedamos ahí un rato más, hasta que volvieron Emma y Claudia.
-Bien, ¿qué hacemos ahora? –pregunté al grupo.
-Nada –me respondieron al unísono.
-Pero… ¿es que acaso estáis locos? Habrá que buscarle por nuestra cuenta, ¿no?
-Se agradece tu esfuerzo, D –me dijo Felipe-, pero eso es lo peor que puedes hacer.
-A ver, ¿y eso por qué?
-Porque si alguno de nosotros da un paso en falso y lastima el plan que tiene preparado, alguien saldrá herido.
-¿Pero cómo sabéis acaso que tiene un plan?
-Porque es Guille –volvieron a decir todos al unísono.
«¿Quién no quisiera ser Guillermo Alcázar?
Tiene dinero, es guapo, inteligente… Y además sabe cómo dar más miedo aún sin estar presente»
@DRIGOPANIAGUA 
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